EL AGUA QUE BEBEMOS


Buenos Aires se abastece del Río de la Plata que posee una faja costera altamente contaminada. El agua potable que se consume en los hogares es de buena calidad, pero con niveles de cloro que superan ampliamente las especificaciones del Código Alimentario Argentino. Según Antonio Elio Brailovsky "entre beber bacterias coliformes o cloro no hay mucho para elegir, pero todo el mundo debería saber que esto no es inocuo". Además el costo es muy alto debido a la purificación que se efectúa. Para ejemplificar hasta qué punto es peligrosa la contaminación acuática los expertos afirman que bastaría conectar los desagües cloacales o industriales a algunos ríos, arroyos o lagunas para acabar con las especies locales. Los focos de contaminación acuática más graves del país están muy dipersos. El cinturón industrial La Plata-Buenos Aires-Rosario es uno de los sitios mas contaminados y como señala el naturalista Juan Carlos Chébez, cuencas enteras como la del Riachuelo-La Matanza, Reconquista-Moron, Lujan, etc., son el reflejo de años de convivencia antinatural con los cursos fluviales. La contaminación costera del Río de la Plata alcanza proporciones tan alarmantes que los habitantes de los alrededores tienen prohibido bañarse y menos aún ingerir sus aguas, como hacían sus abuelos e incluso sus padres. Pero lo mismo podría decirse de cada arroyo, laguna o río del país que bordee una ciudad, como la cabecera oriental del Lago Lácar en el Parque Nacional Lanín y el lago Nahuel Huapi en varios sectores costeros donde se notan los efectos de una avanzada contaminación. Veinte años atrás los vecinos del oeste del Gran Buenos Aires iban al Arroyo Morón a pescar. Hoy ese curso de agua es uno de los más contaminado del planeta. Para el año 2000 las proyecciones indican que en la cuenca Reconquista-Riachuelo vivirán 5 millones de personas y que en total 10 millones estarán bajo su radio de influencia Este caudal humano y los varios miles de industrias allí establecidas generan tal volumen de líquidos residuales que en verano el caudal puede estar formado únicamente por efluentes cloacales e industriales. Fue tanta la degradación ambiental de San Isidro que en abril de 1992 su juez federal clausuró varios frigoríficos que vertían líquidos y sólidos al río Reconquista y algunos de sus efluentes según el artículo 202 del Código Penal de la Nación que prohibe la contaminación de las fuentes de agua públicas. También fueron detenidos varios directivos de las empresas implicadas, y se aplicaron multas de tal magnitud que no reconocen antecedentes en la jurisprudencia ambiental argentina. "Es recuperable el reconquista? "Todos los ríos, aun los más contaminados son recuperables. Mientras tenga agua un río no esta muerto", dice la bióloga Irene Wais de Badgen, del Conicet. En su opinión los secretos del éxito reside en aprovechar los mecanismos naturales que tienden a mitigar la asesino humana, de igual modo que se utilizan los recursos naturales que el medio ambiente provee.


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